Revista Proceso - 7 de mayo de 2013
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- Uno de los restaurantes más famosos de París es el
Lipp La Brasserie, ubicado en el barrio de Saint Germain de Prés. En ese
lugar desde hace más de un siglo se han reunido escritores, filósofos,
psicoanalistas, músicos y actores.
Para 1935 los propietarios
crearon un premio literario con el nombre del lugar, que es estimado
como uno de los más prestigiados. Hace un par de años se abrió una
sucursal de ese establecimiento en la Ciudad de México, y desde 2011
otorga un galardón similar. La convocatoria se hace a las editoriales,
quienes presentan a autores menores de 40 años que no hayan recibido
ningún galardón y sus obras estén por publicarse.
En 2012 se
entregó el premio a Alejandro Reyes, escritor, periodista, traductor,
activista, estudioso y viajero. Ha escrito en portugués el libro de
cuentos Vidas de rua (Vidas callejeras), así como el ensayo Vozes dos
poroes (Voces de los sótanos) sobre la literatura marginal brasileña, y
en español Cuentos mexicanos. Durante varios años vivió en Brasil y
trabajó con los niños de la calle. Las experiencias tenidas le dieron el
tema para la novela distinguida: La reina del Cine Roma (Mondadori.
Col. Literatura; México, 2013. 324 p.).
La historia cuenta cómo
María Aparecida y Betinho llegan a vivir a las calles de Salvador de
Bahía. Luego trata de su encuentro, relaciones con otros niños y modos
de existencia. Después del cambio de albergue a una iglesia abandonada e
inicio de otros vínculos que los llevarán a la prostitución y
degradación; así como al establecimiento de lazos con sus semejantes
para resistir los severos e inverosímiles sucesos que ocurrirán.
Alejandro
Reyes en esta novela no sólo hace una narración detallada de las
maneras en que existen los niños de la calle, sino que resalta la
esperanza y solidaridad como artilugios de la subsistencia. Los pequeños
se encuentran desamparados por su edad y falta de familia. Ante esto
personas y grupos abusan de ellos sometiéndoles y vejando. La
indignación los lleva a la camaradería para ayudarse, así como a un
entendimiento entre sí. El resultado es la formación de un grupo unido
por afectos, que les da un sentido y confianza para alcanzar lo que
pretenden. De esta manera la simpatía mutua será uno de los caminos para
dejar de ser objetos y volverse sujetos que enfrentan y anhelan.
Alejandro
Reyes ha escrito una de las mejores novelas recientes al recuperar de
manera directa, sin ningún tipo de adorno lingüístico ni trama
distractora, la realidad de esos niños ignorados que pululan en las
calles latinoamericanas. Novela dura en cuanto al tema, pero cautivante
por resaltar la esperanza como forma de transformación.