7 de junio de 2013

Dos rapaces en Bahía

Recomendaciones de El Péndulo 
 
La reina del cine Roma. Alejandro Reyes. Mondadori

Dos niños se encuentran de improviso en una calle de Bahía, la playa que para los turistas es un paraíso pero que para los marginales, los que sobreviven día a día en las calles, es su casa. María Aparecida, la futura reina del cine Roma, y Beto, Betinho, dos desamparados que al conocerse sabrán lo que es la amistad y también la vida dura que ofrece la calle.

Sin embargo Alejandro Reyes, un escritor trotamundos que lo mismo ha vivido en Francia que en Estados Unidos y claro, en Brasil, no se solaza contando las desventuras en el tono miserabilista que muchas veces se utiliza para retratar los bajos fondos. Por el contrario, Reyes le da voz a uno de esos niños que de otra forma serían sólo parte del paisaje.

En el lenguaje está la clave de la novela, en la forma amena y ligera que se conduce logrando mezclar el tono tan característico del portugués brasileño, el caló de las calles sin utilizar ningún tipo de localismo mexicano que metamorfosee a los hablantes en barriobajeros chilangos. Sin necesidad de muchas notas al pie, uno va entendiendo los giros verbales y demás palabras. Pronto uno dice bacán, rapaz, la moral, traveco y entiende otras tantas sólo con el contexto.

La novela rompe muy a menudo “la cuarta pared”, de improviso el texto nos interpela como lectores, nos echa en cara nuestros deseos profundos, la hipocresía al descubrirnos frente a una escena donde una niña es embellecida para luego ser vendida. No hay un narrador omnisciente que lo sepa todo, pero sí un contador que nos cuenta la vida por parte de sus amigas y amigos, de sus desventuras y sus decisiones.

La ciudad, con sus padres de la teología de la liberación, sus travecas que hacen shows en centros nocturnos, sus carros alegóricos durante los carnavales, los miles de inmigrantes que llegan a diario buscando una “vida mejor”, los traficantes de silicón industrial, los vendedores de coca, los policías y demás personajes se nos ofrecen como una épica de la miseria que sucede cotidianamente.

Reyes sabe de lo que habla, no se queda en la mera anécdota, sino que nos hace estar ahí, en medio de esa historia de amistad. Nos cuenta de las orixas y los mestres de capoeira, de la misoginia y el abuso que es cosa de todos los días en las calles de una ciudad que para unos es paraíso y para otros, como decía, simplemente su vida.